Los alimentos nos dan placer, pero con tantas “dietas” dando vueltas y tanto “dietismo”, la comida ha llegado a transformarse en nuestro enemigo.
“Devolvámosla entonces a donde tiene que estar: Nutrirnos con placer. ¿Cómo? ‘Legalizando’ nuestros alimentos preferidos: si los hacemos cotidianos, podremos bajar el deseo descontrolado por ellos”.
Una regla sencilla: pregúntese qué no dejaría de comer si no tuviera que bajar de peso, de esa lista, propóngase administrarse una porción pequeña cuando la desee, y hágalo sin culpas. Si le parece poco, piense: ¡no será mi última cena!
Trate de incluir todo tipo de alimentos, estudios científicos señalan que se necesitan al menos 19 alimentos diferentes por semana para no tener carencias. La pirámide nutricional es una excelente guía. Los glúcidos o azúcares presentes en legumbres, cereales, frutas y verduras, deberían formar parte de la mitad de nuestra alimentación diaria.
- Sí a las proteínas
Desde “la era del colesterol” muchos han eliminado o reducido a las proteínas, cuya ingesta está asociada al exceso de grasa y a problemas cardio- vasculares. Sin embargo, las proteínas de las carnes son excelentes para realizar un plan de adelgazamiento sustentable en el tiempo: generan saciedad e incrementan el gasto metabólico corporal (el organismo invierte combustible para degradarlas y de lo ingerido queda sólo un 60 por ciento).
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